
BIRMINGHAM, Alabama – La joven promesa del baloncesto universitario, Sebastian Williams-Adams, ha comenzado a dejar huella en el programa de los Auburn Tigers. Durante el Pro Day de Auburn, celebrado la semana pasada, el alero de primer año impresionó tanto a entrenadores como a ojeadores con una actuación destacada: 13 puntos, 5 rebotes y dos triples sin fallo.
Con una estatura imponente de 2,03 metros (6 pies 8 pulgadas) y un peso de 104 kilos (230 libras), Williams-Adams ha demostrado no solo su capacidad física, sino también una mejora notable en su tiro exterior, un aspecto del juego que inicialmente representaba un reto para él tras su llegada al programa dirigido por Bruce Pearl.
Un inicio con dudas en el tiro exterior
Williams-Adams reconoció recientemente que su confianza en el tiro de larga distancia no estaba en su mejor momento cuando comenzó los entrenamientos con Auburn durante el verano. A pesar de su evidente talento atlético, el joven jugador confesó que tuvo problemas para encontrar consistencia en sus lanzamientos desde la línea de tres.
“Durante el verano no estaba lanzando bien. Hubo un momento en que Steven Pearl me habló sobre no perder la confianza y seguir tomando los tiros. Pero, para ser honesto, sí llegué a perder un poco de confianza”, explicó Williams-Adams ante los medios.
El trabajo detrás de la mejora
Lo que marcó la diferencia fue su decisión de no rendirse. Williams-Adams optó por enfocarse en mejorar su tiro, y para ello, contó con el apoyo constante del cuerpo técnico. Mencionó con gratitud a miembros del staff como Ira Bowman, Marquiese Daniels y el asistente graduado Jack Stone, quienes lo acompañaron en largas sesiones de entrenamiento individual.
“Estoy muy agradecido con ellos. Estuvieron allí trabajando conmigo constantemente. Yo quería mejorar este aspecto cuando llegué aquí, y ellos creyeron lo suficiente en mí como para quedarse en el gimnasio conmigo”, afirmó el freshman.
Este tipo de mentalidad y ética de trabajo es precisamente lo que buscan los programas de baloncesto de élite: jugadores comprometidos no solo con ganar, sino con desarrollarse integralmente.
El impacto en el equipo de Auburn
El asistente técnico Steven Pearl, hijo del entrenador principal Bruce Pearl, destacó la importancia de que Williams-Adams haya agregado el tiro exterior a su repertorio ofensivo. Señaló que su capacidad para lanzar desde el perímetro cambia la dinámica ofensiva del equipo.
“Cuando Sebastian puede tirar bien desde fuera, las defensas tienen que salir a marcarlo, lo cual abre la cancha y le permite usar su físico para atacar el aro. Además, puede defender múltiples posiciones, del uno al cinco”, explicó Pearl.
El joven alero no solo es versátil en el ataque, sino que también es una pieza clave en defensa, lo cual lo convierte en uno de los jugadores más completos en el roster de Auburn para la temporada 2025.
Mejora estadística notable: de 12% a 45% en triples
Uno de los aspectos más impresionantes del desarrollo de Williams-Adams ha sido el salto cuantitativo en su porcentaje de tiro de tres. Durante el verano, apenas convirtió 2 de 16 intentos (12%). Sin embargo, en el otoño, sus números mejoraron dramáticamente: 9 de 20 triples, alcanzando un 45% de efectividad.
“Esto habla de su trabajo. Él ha estado poniendo horas en el gimnasio para corregir su tiro. No solo se trata de técnica, sino de compromiso y actitud”, aseguró Pearl.
Este tipo de progresión no es común entre jugadores de primer año, y pone en evidencia que Williams-Adams tiene el potencial para ser una figura clave no solo en Auburn, sino en el baloncesto universitario en general.
Próximo desafío: Oklahoma State en el juego de exhibición
El primer reto de la temporada para los Tigers será el 15 de octubre en un partido de exhibición frente a Oklahoma State, que se jugará en el histórico Boutwell Auditorium de Birmingham, Alabama, con inicio programado para las 7:00 p.m. hora central (CT).
Se espera que Williams-Adams tenga minutos significativos, especialmente considerando su rendimiento en el Pro Day. Será una oportunidad importante para mostrar ante el público y los reclutadores NBA cómo ha evolucionado su juego en tan poco tiempo.
La historia de Sebastian Williams-Adams no es solo una narrativa sobre estadísticas, sino un ejemplo claro de superación personal, esfuerzo y la importancia de contar con un entorno de apoyo. Su mejora en el tiro exterior es solo un reflejo del trabajo silencioso que muchos jugadores realizan lejos de las cámaras.
A medida que se acerca la temporada 2025, los fanáticos de Auburn tienen razones de sobra para ilusionarse con este joven talento, que promete convertirse en uno de los nombres propios del baloncesto NCAA este año.
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